viernes, 27 de enero de 2012

Su modo de vivir en la vejez



Deseáis, señor Sarmiento, 
Saber en estos mis años,
Sujetos a tantos daños, 
Cómo me porto y sustento. 
Yo os lo diré en brevedad. 
Porque la historia es bien breve,
Y el daros gusto se os debe 
Con toda puntualidad. 
Salido el sol por Oriente
De rayos acompañados, 
Me dan un huevo pasado 
Por agua, blando y caliente.
Con dos tragos del que suelo 
Llamar yo néctar divino
porque  nos  vino  del  cielo.
Cuando  el  luminoso  vaso
toca  en   la  meridional
Distando por un igual
Del Oriente y del ocaso,
me  dan  asada  y  cocida
una  gruesa  y  gentil  ave, 
Con tres veces del suave 
Licor que alegra la vida.
Después que cayendo, viene
 a dar en el mar Hesperio,
desamparado el imperio
Que en este horizonte tiene,
Me suelen dar a comer
 tostadas en vino mulso,
que el enflaquecido pulso
Restituyen a su ser.
 Luego me cierran la puerta,
yo me entrego al dulce sueño,
dormido, soy de otro dueño:
 No sé de mi nueva cierta.
Hasta que, habiendo sol  nuevo
 me cuentan cómo he  dormido:
y así de nuevo les  pido
  que me den néctar y  huevo.
Ser vieja la casa es esto:
 veo que se va cayendo,
boilé puntales poniendo
 porque no caiga tan presto.
Mas todo es vano artificio
presto me dicen mis males
que han de faltar los  puntales
 y allanarse el edificio.

Baltasar del Alcazar   .

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